Hola a todo@s, el domingo 25/03/2012 tuvo lugar la quinta ruta del 2012 del Grupo de Senderismo Claret, recorriendo el camino del Arco del Coronadero.
Como siempre nos reunimos en el aparcamiento de la sección de Tamaraceite a partir de las 08:30h, aunque nos costó un poco más de lo normal por el cambio de hora (y si no que se lo pregunten a Damián y Joaquín :-). Salimos en la guagua 43 participantes a las 09:05h, llegando al punto de partida de la ruta, junto al acceso de entrada a la machacadora de Juan Grande, aproximadamente 45mn más tarde con un día casi veraniego.
Tras embadurnarnos en protector solar iniciamos el camino dirigiéndonos hacia el Barranco Hondo de Amurga siguiendo la antigua acequia que aprovechaba el agua de dicho barranco. Ya en el interior del barranco disfrutamos de su paisaje agreste, de los espectaculares cardones, del vuelo de alguna aguililla y unos cuantos vencejos y, como no, de la sabiduría incomparable de Maese Josepe. Y en esas que llegamos a la entrada del túnel de trasvase de las aguas del barranco Hondo al Barranco de la Monta y la presa del mismo nombre. Nos preparamos rápidamente, escuchamos los precauciones a tomar en el interior del túnel con la peligrosa fauna que podíamos encontrar y nos adentramos sin dudar en las entrañas de la tierra guiados por la intrépida Raquel.
Emergimos de nuestra aventura subterránea con los ánimos renovados continuando el camino ascendiendo por el cauce del Barranco de la Monta donde, a los pocos minutos, nos encontramos con la segunda aventura del día: salvar una pared de roca con unos pasos de escalada. En este punto realizamos la primera parada de la ruta para calmar la adrenalina que fluía desbocada y reponer energías.
Retomamos el camino abandonando casi de inmediato el cauce del barranco para ascender por su ladera derecha con la única guía de los mojones de piedra que nos indicaban el camino. Este tramo se hizo algo bastante duro por la pendiente y el calor, pero nos recompensó a su finalización al tener a nuestros pies el Barranco Hondo y disfrutar de unas vistas tremendas de la costa sureste de nuestra isla, desde Arinaga hasta Morro Besudo, y de la impresionante rampa de Amurga con la Montaña de las Tabaibas en primer plano. Superadas esas rampas iniciales el resto del ascenso fue bastante más suave, discurriendo entre lajas y vegetación xerófila como tabaibas, cardones o aulagas.
Y por fin alcanzamos el Arco del Coronadero, donde nuestro espíritu se vio sobradamente recompensado por el esfuerzo realizado hasta alcanzarlo. ¿Qué decir del Arco?. Hay que experimentarlo, sentirlo, caminar sobre él, percibir el vacío a sus lados, disfrutar del paisaje, contemplar el yacimiento arqueológico del Alto del Coronadero y sus 36 torretas cilíndricas de piedra a tiro de piedra (nunca mejor dicho)...
Tras alcanzar el objetivo principal de la ruta, nos pusimos de nuevo en camino descendiendo lo subido anteriormente rumbo a la Presa de la Monta y los Llanos de Berriel. En este tramo del camino pudimos comprobar el sinsentido humano al pasar junto a un vertedero ilegal de envases de cristal y latas (algunos de ellos auténticas reliquias de museo) junto a un grupo de cardones espectaculares. Ya en la base de la Presa de la Monta, donde disfrutamos del espectáculo de un descenso en rápel al estilo australiano, realizamos la segunda parada importante del camino para comer y descansar... y disfrutar también de un estimulante café (alguno de ellos sin nata, ¿o no Auxi? ;-).
Ya con el alma y el cuerpo repuestos retomamos el camino, cruzando los Llanos de Berriel, hasta alcanzar por fin nuestro destino final, Bahía Feliz, tras 10,5km y 5,5h de ruta, donde nos recompensamos a nosotros mismos con unos helados y/o unas bebidas bien fresquitas.Puedes ver la memoria gráfica de la ruta en este ENLACE.
Adentrarse en Amurga requiere una dosis de aventura y muchas ganas de descubrir un lugar en Gran Canaria recóndito, perdido y abandonado, lejos de la civilización, donde los espectáculos geológicos solo están protegidos por la grandiosidad de la naturaleza volcánico que los creó.
Álvaro Monzón Santana
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